Primera guardia

Encerrada en el baño, no puede evitar que las lágrimas, al fin, surquen sus mejillas.

Es demasiada tensión acumulada y ahora mismo está desbordada. Lleva allí 15 horas encerrada. Ha pasado todo el día preguntándose en qué momento se le había ocurrido que eso era lo que quería hacer, pensando por qué no había seguido con la carrera de derecho, o incluso algo menos sacrificado, más asequible y con más salidas. Pero ahora ya es tarde para pararse a pensar esas cosas. Han sido 8 duros años de estudio, más uno extra preparando el MIR. No hay manera de volver atrás y cambiar el futuro.

Ahora toca secarse las lágrimas, salir ahí fuera y hacer todo lo que sabe, que aún es poco, para intentar que toda aquella gente que se le está acumulando en la sala de espera pueda irse para casa algo mejor de lo que han llegado. 

9 horas después, sin haber conseguido cerrar los ojos ni un sólo minuto, sale por fin de ese negro agujero. Ya ha pasado lo malo. Su primera guardia de urgencias se ha terminado. Muchos miedos, inseguridades y dudas a cada paso... Pero al menos ha tenido suerte: C. ha sido una buena adjunta con la que compartir ese primer día.

Piensa que quizás escoger un hospital pequeño fue una mala decisión. Única residente y nadie que se sienta como ella con quien compartir sus angustias, pero pronto se dará cuenta de que gracias a eso aprenderá a pasos agigantados.

La luz del sol choca contra su cara, aportándole un gran "chute" de energía. Huele casi a verano. Coge el coche y llega a casa. Al fin, después de muchos años soñando con ello, hay un sitio precioso, con vistas al mar, al que pueden llamar hogar. Huele a café y naranjas recién exprimidas. Le ha dejado el desayuno preparado antes de irse, junto con un post it que dice "Lo has conseguido, mi doctorcita ^^".  

Se mete en la cama feliz. Al fin y al cabo eso era lo que siempre había soñado...